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Sistemas politicos Comparados 2 (parte 2) - Saguir

  • Foto del escritor: cecsprensa
    cecsprensa
  • 1 may 2013
  • 24 Min. de lectura

GERARDO MUNSK La degradación del Régimen Político: Problemas Conceptuales en el estudio de la democratización.

El estudio de la democratización presenta a los comparativistas una oportunidad única para la construcción de teoría. Pero los comparativistas necesitan una serie de conceptos claros y compartidos que sirvan como base de esta agenda de investigación y, además, un conjunto de reglas referidas al modo de encarar el “viaje” conceptual: nos referimos a evitar el “estiramiento de casos comparables” (Lijphart).

Parte del problema parece residir en la falta de claridad en lo que hace a los conceptos clave del Análisis de Régimen y la incertidumbre rn torno al modo de evitar el estiramiento conceptual, lo cual genera una confusión acerca de los conceptos que sirven para estructurar y organizar comparaciones.

Este artículo se propone hacer una clarificación conceptual. Para esto se mostrará como el concepto de régimen político en diferentes analistas de régimen aparece definido en una doble dimensión: una procedimental y una conductual. Lo que se busca demostrar entonces es que el concepto régimen político es un concepto bidimensional. Además, al desagregar los estudios de fenómenos tan complejos como la democratización, veremos cómo esta desagregación puede hacerse mediante dos conceptos secundarios, pero ligados al de régimen político: transición y consolidación; que sirvan para distinguir los problemas de cambio y los problemas de funcionamiento de régimen.

De las definiciones de Régimen Político que Munsk menciona se pueden obtener atributos, que, a su vez, pueden ser resumidos en las dos dimensiones antes mencionadas: Procedimental y Conductual.

  • Procedimental: Reglas de procedimiento que determinan: a) la cantidad y el tipo de actores a los que les está permitido acceder a las principales posiciones de gobierno; b) los métodos de acceso a estas posiciones; c) las reglas para la toma de decisiones publicas. Estas reglas pueden ser: Formales o Informales; explicitas o implitas. Munsk aclara que la incorporación de reglas informales es necesaria para una definición Real de régimen político, porque más allá de las instituciones políticas formales, existen las prácticas políticas reales.

  • Conductual: se centra en la importancia de los actores y en el hecho de que las reglas de procedimiento estructuran y dan forma a la conducta política solo en la medida en que los actores acepten u obedezcan estas reglas.

Entonces: el concepto de régimen político se define, por un lado, por las reglas procedimentales (formales o informales) que determinan la cantidad y el tipo de actores que tienen permitido acceder a las principales posiciones de gobierno, los métodos de acceso a tales posiciones y las reglas que se observan en la elaboración de decisiones publicas, y por otro lado, a través de la aceptación estratégica de estas reglas por todos los actores políticos importantes y la ausencia de actores políticos relevantes que las rechacen normativamente.

Desagregación del concepto régimen político

Se realizara mediante los conceptos secundarios de transición y consolidación que sirven para aislar las dimensiones procedimentales y conductual.

  • Transición: es definida como el intervalo entre un régimen político y otro, durante el cual las

  • reglas del juego político no están definidas.

  • Consolidación: es definido, a modo de contraste, como el periodo en el cual hay reglas definidas. En este sentido, el concepto consolidación delimita la aceptación o rechazo de las reglas por parte de los actores.

Régimen Político

Dimensión Conductual

Dimensión Procedimental

Consolidación (funcionamiento del régimen)

Transición

(cambio de régimen)

Resultado de la Transición.

(nuevas reglas)

Grados de consolidación

Modos de transición

Tipos de régimen (ver cuadro 2)

Consolidación en proceso

Revolución desde arriba

Desconsolidación

Revolución Social

Crisis y reequilibramiento

Revolución desde abajo

Reforma conservadora

En suma: lo que se ve en el cuadro es que el análisis de régimen consta de tres grandes áreas de indagación: a) la creación de nuevas reglas por los actores (aspecto central del proceso de transición) b) las reglas mismas (resultado del proceso de transición) c) la aceptación o el rechazo de las reglas (propio del proceso de consolidación).

Tipo de Régimen

Cantidad y tipo de actores que pueden acceder al poder

Métodos de acceso al poder

Reglas para la elaboración de decisiones públicas

Democrático

Varios actores; múltiples partidos.

Elecciones competitivas regulares con participación popular.

Sistema de frenos y contrapesos.

Autoritario

Pocos actores: líderes de las élites militares y empresarias.

Decisiones elaboradas dentro de las FFAA.

Arbitrariedad limitada.

Totalitario

Un actor: partido único.

Decisiones elaboradas dentro del partido único.

Arbitrariedad ilimitada.

Del cuadro anterior se infieren los tipos “puros” de regimenes políticos, sin embargo, se hace necesario operar en niveles mas bajos de generalidad para aportar una comprensión mas matizada de las peculiaridades de cada caso, estamos hablando, entonces, de subtipos de regimenes políticos.

¿Como fueron elaborados estos subtipos? Por medio de un proceso de especificación neutral, esto es, mediante la adición de nuevos atributos que especifiquen las formas particulares que asumen los elementos que contiene un

tipo de régimen político, pero sin socavar la autenticidad.

(En criollo: esta diciendo que si agregamos un atributo más, este o puede socavar la idea inicial del tipo puro de régimen político, por ejemplo: al tipo puro Democrático nunca podríamos agregarle el atributo “ no electivo” , puesto que precisamente dejaría de ser una democracia).

Munsk pone como ejemplo de Especificación Neutral: Democracia Parlamentaria /Democracia Presidencial

El atributo que aquí se incorpora es la especificación en que se elige el Jefe del Ejecutivo, a saber: elección directa en el caso presidencial; elección indirecta en el caso parlamentario. Ambos constituyen subtipos igualmente apropiados (es decir que no socavan el tipo puro ni ninguno de sus atributos principales) para el tipo puro de régimen democrático.

Pero hay otro criterio para definir subtipos de regimenes políticos: Este criterio es denominado por Munck: Proceso de Hibridación, esto es, la adición de un atributo que introduce un elemento nuevo pero extraño al tipo de régimen puro o básico y que pone en duda la autenticidad del subtipo, pues tiende a socavar el tipo puro.

El ejemplo que presenta Munsk es Chile donde muchos senadores son designados pero no electos, lo cual crearía un subtipo de democracia a la cual se la ha llamado: “Democracia Restringida”, pero: ¿es democrático este régimen restringido?; Para un comparativista esto es una traba a la hora de “comparar lo comparable” y no caer en el estiramiento de casos. Otro ejemplo es Brasil, donde Munsk observa que se adiciona un nuevo atributo: la difusión de mecanismos informales de acceso al poder, lo cual nos da un subtipo hibrido que denomina: democracia con redes clientelisticas o democracia clientelista.

Los usos del campo semántico del análisis de régimen

El mapa conceptual ofrece a los estudiosos de los regimenes políticos claros criterios para discernir problemas analíticamente distintos. La distinción más general se traza entre los estudios de reglas y procedimientos, que necesitan una consideración sincrónica; y los procesos de transición y consolidación que requieren un análisis diacrónico. Para evitar el estiramiento conceptual cuando estamos utilizando “casos de excepción”, como son los subtipos híbridos, los analistas de régimen han organizado, en primer lugar, sus constructos de acuerdo con una disposición vertical a lo largo de la escala de abstracción. Lo que hacen es agregar los atributos necesarios, definitorios y compartidos por todos los casos del tipo de régimen que se ponga en la cima de la escala. La virtud de este tipo de organización vertical es que hace una distinción cualitativa en la cima de la escala y separa las distinciones cuantitativas para los escalones mas bajos de generalidad, con lo cual nos ordena el universo de análisis y nos facilita la selección de casos según el escalón en el cual decidamos indagar, es decir que subordina la lógica de la gradación a la lógica de la clasificación, dado que intenta prevenir la confusión entre distinciones de grado y de clase, causa principal del estiramiento conceptual.

Una vez que están los conceptos organizados verticalmente, el estiramiento de casos se evita fácilmente, solo hay que seleccionar los casos sobre la base de atributos necesarios, definitorios y compartidos por todos los miembros del conjunto, y luego se pasara a ver los elementos contingentes adicionales, generando así el subtipo o subconjunto. Este es precisamente el procedimiento que sigue O’ Donell en su artículo sobre “Poliarquías

Informalmente institucionalizadas”. El distingue en primer lugar loa ejemplos que pertenecen a la categoría Poliarquía como tipo de régimen, basándose en los criterios de Dahl. Acto seguido, establece por oposición lo que serian No-Poliarquías. Ambos constituyen Tipos de Régimen con alta generalidad dentro de la escala.

Una vez que tiene los tipos puros, O’Donell pasa a definir los subtipos de poliarquías basándose en un nuevo atributo contingente: una clara distinción entre la esfera pública y la privada. Este nuevo criterio le permite distinguir entre: a) poliarquías formalmente institucionalizadas, que exhiben una clara distinción entre la esfera pública y la esfera privada y que se caracterizan por un universalismo conducente a formas verticales y horizontales de responsabilidad o rendición de cuentas (accountability) y por formas de gobierno liberales y republicanas. b ) poliarquías informalmente institucionalizadas, en ellas el limite entre lo publico y lo privado es borroso y se caracterizan por su particularismo, lo cual tiende a impedir la responsabilidad o rendición de cuentas (accountability) horizontal y a erosionar los componentes de las formas de gobierno tanto liberales como republicanas. De esta manera O’Donell evita el estiramiento de casos que pudiera traer el hecho de colocar en la categoría poliarquía a aquellas que son informalmente institucionalizadas.

CLASE 10 – Democratización. Las nuevas democracias Latinoamericanas.

El liberalismo no es capitalismo ni democracia. Ha habido capitalismo sin democracia (estado terrorista).

Liberalismo: Europa. Mediados del SXVII. Es un termino de origen español (siendo los Wigh en Reino Unido un sector que se opone a la monarquía absoluta, no necesariamente liberales), pues liberales abarca más que eso. No hay palabra anglosajona que signifique liberalismo. “Amor a la libertad”, nada es superior a la libertad humana. No se puede apoyar dictaduras desde esta visión. La filosofía anglosajona con Locke define libertad: el objeto de la vida humana, la felicidad, eran profundos protestantes. El hombre está para buscar la felicidad. Todo ser humano es puesto por Dios, ergo tiene ciertos derechos que nadie puede quitar. El liberalismo no está contra el Estado, ellos piensan que sin Estado no hay libertad. El neoliberalismo puede ser que está en contra del Estado.

  • Toda persona tiene derecho a vivir, nadie puede quitar vida.

  • Derecho a la libertad la capacidad de todo individuo de elegir el objeto de su felicidad. La voluntad como la fuerza por la cual persigo el objeto de mi felicidad.

  • La propiedad: en Locke son los medios materiales que sirven para conseguir el objeto de mi felicidad. De ahí que los tres derechos vayan juntos.

República: de origen latino, res pública, cosa pública, los padres de la iglesia y luego la ecolástica, refiere al bien común. “El ser humano se reliza en tanto y en cuanto está dentro de una comunidad, sin la comunidad no es nada”. La Cívitas en Roma. Res publica cristiana, somos parte del pueblo de Dioss. Cívitas terrena y cívitas Dei (San Agustín). O nos realizamos en comunidad o no nos realizamos, lo peor era el destierro, no la muerte. Uno se realiza no a partir de la felicidad individual, sino a través de la felicidad colectiva. La concepción ligada a república como “lo no monárquico” o la división de poderes es concepción moderna. El mundo romano en la cristiandad medieval tenían otra concepción. La civitas es colectivo que termina siendo liberal. En el mundo romano hay una doble fisura, de donde viene el poder y si es popular (tiranos griegos) o democracias que son gobiernos aristocráticos.

Democracia: para la Aristocracia: pueblo de la chusma. Medieval: gobierno basado en el consenso de los ciudadanos. Alusión al gobierno popular que se basa en la voluntad popular, esto sería una democracia. Lincoln en USA. Gobierno del pueblo para el pueblo. Tiranía de las mayorías.

El liberalismo nunca fue democrático, en sus orígenes existía el temor a que la mayoría aplaste a la libertad individual por la voluntad popular. Napoleón, gobierno aristocrático del mérito: libre ejercicio de las propias capacidades, pero cada tanto organizaba elecciones. Una pseudo tercera posición. Era un mix liberal democrático según él mismo lo interpretaba.

Cuando nos referimos a las Poliarquías, nos referimos a las democracias contemporáneas, régimen específico en el que se da la confluencia de estos tres componentes: liberal, republicano y democrático. Según O'Donell estos tres componentes conviven más o menos en armonía. Desde Roosevelt hasta hoy, desde el “Wellfare State” (estado de bienestar): Respeto irrestricto a los derechos naturales y la libertad, respeto al bien común y a la diferencia en el objeto de felicidad. Termina mi libertad cuando invalido la libertad del otro. Sin cierta noción de bien común ha escrito O'Donell en los noventas: democracias desarrolladas son las que admiramos.

Poliarquía sin igualdad: Latinoamérica. La poliarquía es una creación de posguerra. Truman, Eisenhawer, Reagan. Lucha por los derechos civiles entre la posguerra y los ochentas. Se corta con Reagan. Europa construye un estado de bienestar gracias al dinero de USA.

Sufragio universal: la democracia funciona más o menos bien. Control vertical del poder. Con el componente democrático del pueblo se asegura el control del gobierno. Los componentes liberales y Republicano se han debilitado mientras que el componente popular se reforzó.

ACCOUNTABILITY HORIZONTAL (RESPONSABILIDAD HORIZONTAL) – O’DONELL.

Muchos países en América latina y otras regiones, recientemente se convirtieron en democracias políticas o, como prefiero llamarlas, poliarquías. Satisfacen las condiciones estipuladas por Robert Dahl para definir este tipo de régimen, algunos países continúan sometidos a formas abiertamente autoritarias de dominación y otros, aunque celebran elecciones, no satisfacen las condiciones de competencia electoral regular y libre incluídas en la definición de poliarquía. Mi atención en este texto se centra en poliarquías en sentido recién definido, pero que exhiben una accountability horizontal débil o intermitente. Esto abarca casi todos los países latinoamericanos, incluidas algunas poliarquías bastante antiguas, como Colombia y Venezuela. También hay poliarquías nuevas asiáticas como Corea del Sur y Taiwan, como algunos países post comunistas.

Por definición en estos países está vigente la dimensión electoral de la accountability vertical. Por medio de elecciones libres y regulares, los ciudadanos pueden castigar o premiar a los gobernantes votando en favor o en contra de ellos. También por definición las libertades de opinión y asociación, así como el acceso a fuentes de información, permiten plantear demandas a las autoridades públicas y eventualmente denunciar sus actos ilícitos. A esto contribuye el funcionamiento de medios de comunicación libres. Elecciones, demandas sociales que se pueden articular sin padecer coerción estatal y medios que por lo menos cubren con regularidad las más visibles de estas demandas y los actos presuntamente ilícitos de las autoridades públicas, son dimensiones de lo que denomino “ accountability vertical”. Estas son iniciativas que se llevan a cabo de forma individual o por medio de algún tipo de acción organizada y o colectiva, con referencia a quienes ocupan cargos estatales, electos o no.

El impacto de las demandas sociales y de los medios periodísticos, cuando denuncian actos de gobierno presuntamente ilícitos y o exigen reparaciones, depende en gran medida de acciones que agencias estatales debidamente autorizadas lleven a cabo con el propósito de investigar delitos y llegado el caso sancionarlos. Sinestras acciones, las demandas sociales y la cobertura de los medios, especialmente si son abundantes y se refieren a temas que la opinión pública considera importantes, tienden a crear un clima de desafección pública en relación con el gobierno (y en ocasiones con el propio régimen) que puede obstruir sus políticas y terminar con su derrota en las próximas elecciones. Estos hechos no generan necesariamente procedimientos públicos apropiados. Cuando se generaliza el sentimiento de que el gobierno incurre en prácticas corruptas, los medios tienden a convertirse en tribunales sustitutos. Sin la apropiada acción del Estado, en estos casos algunos funcionarios son eximidos de las sanciones que probablemente les habrían cabido si hubieran intervenido los correspondientes tribunales y otras agencias públicas. Otros en cambio, los funcionarios que actuaron correctamente, así como aquellos acerca de los cuales no se podría haber encontrado pruebas en su contra, quedan estigmatizados y con frecuencia son condenados por la opinión pública.

La existencia de accountability vertical implica que estas poliarquías son democráticas, los ciudadanos pueden ejercer su derecho de participar en la elección de quien los gobernará por cierto período y pueden organizarse para expresar libremente sus opiniones y demandas. Pero la debilidad de la accountability horizontal implica que los componentes liberales y republicano de muchas de estas poliarquías son endebles. Mi creencia es que las poliarquías son la compleja síntesis de tres corrientes históricas o tradicionales -democracia, liberalismo y republicanismo-. Aquí me aparto de la mayoría de los análisis contemporáneos, que tienden a ver a las poliarquías como regímenes tensionados entre dos polos: liberalismo versus democracia o liberalismo versus republicanismo. Pienso que si bien sus fronteras son borrosas en ciertos autores y discursos políticos, no son sólo dos las tradiciones sino tres, y que ellas han convergido en las instituciones y en cierta medida en la práctica d ellas poliarquías modernas. También creo que esta convergencia es parcialmente contradictoria, en el sentido de que algunos de los principios básicos de cada una de estas corrientes son inconsistentes con los principios básicos de las otras. Esta inconsistencia imprime alas poliarquías, además de algunas de sus irritantes dificultades, sus características distintivamente dinámicas y abiertas.

El componente liberal al que me refiero que se ha inyectado en las poliarquías modernas, es la idea de que existen ciertos derechos que ningún tipo de poder, especialmente el estatal, puede invadir. Con el componente republicano me refiero, básicamente, a la idea de que el desempeño de funciones públicas es una actividad dignificante que exige cuidadosa sujeción a la ley y entrega devota al servicio del bien público, por más que ello implique el sacrificio de los intereses privados de los funcionarios. Tanto la tradición liberal como la republicana plantean una distinción crucial entre la esfera pública y la privada, pero el sentido y las implicaciones de este corte son muy diferentes. Para el liberalismo, el área donde la vida se desarrolla de la forma más conveniente e incluso plena es la privada. Esta es la razón de su inherente ambigüedad hacia el estado y en general la esfera pública: por un lado, el estado ha de tener poder suficiente para garantizar las libertades que forman parte de la vida privada y, por el otro, es preciso prevenir su permanente tentación de invadir esas mismas libertades -el liberalismo sabiamente advierte que toda acumulación de poder tiende a sucumbir ante semejantes tentaciones. En cambio, para el republicanismo el área más adecuada para el pleno desarrollo humano es la pública. Es allí donde las exigentes demandas de dedicación al bien público requieren, y alimentan, las virtudes más elevadas. Si el liberalismo es básicamente defensivo, el republicanismo es básicamente elitista: democráticamente electos o no, quienes basan su derecho a gobernar en la superioridad de sus virtudes, tienden a menospreciar a quienes dedican sus esfuerzos a los menesteres de la vida privada. Por su parte, la tradición democrática ignora estas Distinciones, en los hechos pueden haber actividades privadas pero, primero, quienes participan en las decisiones colectivas no son una “elite” especialmente virtuosa sino los mismos que, junto con los no ciudadanos, llevan a cabo una activa vida privada y segundo, como Sócrates y otros descubrieron, el demos puede tomar decisiones sobre cualquier tema, tiene pleno derecho de decidir en todo asunto que considere apropiado.

El valor que el liberalismo y el republicanismo asignan a las esferas pública y privada conduce a conclusiones divergentes, si no opuestas, acerca de los derechos y las obligaciones de los ciudadanos, del sentido d ella participación política, del carácter de la sociedad civil y de otras cuestiones que constituyen el núclo mismo del debate político.

La democracia no es dualista sino monista, no conoce distinciones o límites válidos entre la esfera pública y la esfera privada. La democracia, a diferencia del republicanismo, no exige que los cargos públicos sean ocupados por personas particularmente virtuosas o dedicadas, por el contrario, los procedimientos democráticos canónicos, la rotación y el sorteo, presuponen que todos están igualmente calificados para desempeñar esos papeles. Asimismo, cuando se asocia con el sufragio, el principio democrático es fuertemente mayoritario en dos sentidos:

  • A falta de unanimidad, la voluntad colectiva del demos debe ser identificada de alguna manera, y algún tipo de mayoría es el criterio de sentido común para producir esa identificación cuando se parte de la base de que todos los miembros del demos son iguales.

  • Como ya mencioné, la decisión que se adopte, cualquiera fuera su contenido, no reconoce ninguna barrera, más allá de las establecidas para mantener el funcionamiento del propio demos, para su validez y efectividad.

La orientación de los derechos y las obligaciones también es diferente: el liberalismo básicamente asigna derechos defensivos a individuos situados en la esfera privada, el republicanismo básicamente asigna obligaciones a individuos que se desempeñan en la esfera pública, y la democracia básicamente afirma el derecho positivo a la participación en las decisiones del demos.

Importante convergencia, la democracia en sus impulsos igualadores, el liberalismo en su vocación de proteger las libertades individuales y el republicanismo en su severa concepción de las obligaciones de quienes gobiernan, cada cual a su modo patrocina otro aspecto fundamental de la poliarquía y del estado constitucional que se supone debe coexistir con ella: el imperio de la ley o puesto en términos más contemporáneos, la vigencia del estado de derecho, todos los ciudadanos tienen el mismo derecho de participar en la formación de las decisiones colectivas dentro del marco institucional existente, a esta regla democrática se añade el imperativo republicano de que nadie, ni siquiera quienes gobiernan, puede situarse por encima de la ley, y la advertencia liberal de que ciertas libertades y garantías jamás se deben vulnerar.

Estas tres corrientes y cada una de sus radicalmente contraintuitivas afirmaciones se han combinado de modos complejos y cambiantes a lo largo de la historia de las poliarquías formalmente institucionalizadas, vigentes en la mayor parte d ellos países altamente desarrollados. En consecuencia, no es correcto, aunque se lo haya intentado en numerosas oportunidades, postular una de estas dimensiones como el fundamento o el aspecto “ básico” de la poliarquía. La exageración del liberalismo ase convierte en liberalismo, el discurso de laissez faire económico y de gobierno oligárquico de quienes se aferran a sus privilegios. Después de la condena a muerte de Sócrates, los riesgos del gobierno democrático mayoritario se han discutido con exhaustividad y no cabe repetirlos aquí. Por su parte, el republicanismo, cuando se convierte en principio dominante, tiende a ser el gobierno paternalista de una elite auto designada. En otras palabras, la poliarquía es una amalgama complicada y en ocasiones exasperante, pero es, por lejos, preferible a cualquiera de los tipos de régimen basados exclusivamente en una sola de las tradiciones de que proviene.

Quiero retener tres consideraciones:

1) la necesidad de distinguir las diferentes maneras como el liberalismo y el republicanismo trazan la frontera entre la esfera pública y la privada. 2 ) Los descubrimientos radicales, contraintuitivos e históricamente originales, implicados por la afirmación liberal de una esfera protegida de derechos, por la exigencia republicana de la sujeción de los gobernantes a la ley y por la noción democrática de que quienes obedecen a la autoridad política son al mismo tiempo su fuente y 3 ) la combinación compleja y cambiante de estas tres corrientes es un elemento importante para caracterizar a las poliarquías, las democracias realmente existentes en el mundo moderno.

La poliarquía es la condensación de varios procesos históricos, muchos de ellos concomitantes con un fenómeno, el capitalismo, que apareció, casi al mismo tiempo, en la misma región del planeta en que nació el liberalismo.

Estas corrientes convergieron en las constituciones y buena parte d la legislación de una peculiar cantidad que emergió más o menos simultáneamente con el liberalismo y el capitalismo pero bastante después de que fueran originariamente formuladas la democracia y el republicanismo: el estado moderno, territorialmente basado. Si cada uno de aquellas tres corrientes tiene su propia lógica en el sentido de que articula con razonable consistencia principios y y corolarios básicos, el estado también tiene la suya, a su vez parcialmente inconsistente con esas tres corrientes.

Lo mismo que el capitalismo, los estados exhiben grande s variaciones a lo largo del tiempo y el espacio. Aunque no es mucho lo que puede agregarse en el nivel de generalidad en que me he colocado, parece obvio que las variaciones en los tipos de capitalismo y de estado deberían tener importantes consecuencias en cuanto al tipo de poliarquía de cada país y sus pautas de cambio probables.

Las poliarquías son combinaciones complejas e inestables de los cuatro elementos - las tres tradiciones y el Estado - que he presentado. Muchas luchas políticas se podrían leer como confrontaciones de argumentos acerca de la combinación más conveniente entre estos elementos para cierto país en un momento dado. Cada corriente enfatiza valores y en última instancia, concepciones de la naturaleza humana, diferentes.

ACCOUNTABILITY HORIZONTAL: la existencia de agencias estatales que tienen la autoridad legal y están fácticamente dispuestas y capacitadas para emprender acciones, que van desde el control rutinario hasta sanciones legales o incluso impeachment (impugnación), en relación con actos u omisiones de otros agentes o agencias del estado que pueden, en principio o presuntamente, ser calificadas como ilícitos. Dichas acciones pueden afectar tres esferas principales. Una la democracia, se resiente por decisiones que cancelan las libertades de asociación o introducen fraude en las elecciones. Éstas son acciones importantes y preocupantes, pero no las consideraré porque implican la abolición de las poliarquías y por lo tanto, la exclusión del caso en cuestión del conjunto que aquí analizo. Otra esfera, la liberal, es infringida cuando agentes estatales violan, o permiten a actores privados violar, libertades y garantías tales como la inviolabilidad del domicilio, la prohibición de la violencia doméstica y la tortura, el derecho de cada persona un juicio imparcial y otras similares. La mayoría de estas infracciones son perpetradas en la frontera entre el aparato estatal y los segmentos más débiles y pobres de la sociedad, por funcionarios de bajo rango y no directamente responsables ante el proceso electoral (si bien cuando estos episodios se difunden hasta convertirse en rasgos sistemáticos suelen involucrar la participación o convivencia de funcionarios más altamente situados). La tercera esfera afectada es la república. Se trata de acciones de funcionarios que electos o no, suelen ocupar altos cargos en el estado o el régimen. Estas acciones implican serio desprecio de las exigencias que impone la tradición republicana, vale decir, que se subordine a la ley y o que den clara prioridad a los intereses públicos, no a los privados.

El tema central aquí es el de las fronteras, o límites, en dos sentidos relacionados entre si. Uno es la separación ya mencionada, liberal o republicana, entre una esfera pública y privada. El otro, estrechamente relacionado con estas dos corrientes, está implícito en la definición de accountability horizontal que he propuesto: para que este tipo de accountability sea efectivo deben existir agencias estatales autorizadas y dispuestas a supervisar, controlar, rectificar y o sancionar actos ilícitos de otras agencias del estado. Las primera agencias deben poseer no solo autoridad legal para proceder de esta forma sino tambien de facto, autonomía suficiente respecto de las segundas. Incluye a las instituciones clásicas de Legislativo, Ejecutivo y Judicial pero en las poliarquías contemporáneas también abarca a diversas agencias de supervisión, fiscalías y semejantes. Para se efectivas estas agencias no pueden operar de forma aislada.

Existen dos direcciones fundamentales en que la accountability horizontal puede ser violada:

  • Cuando una agencia estatal invade ilegalmente la autoridad de la otra. (transgresión)

  • Las ventajas ilícitas que un funcionario público obtiene para sí mismo y o sus asociados. (corrupción) sospecho que en el largo plazo la transgresión es más peligrosa que la corrupción para la supervivencia de la poliarquía, la sistematicidad de la primera liquida lisa y llanamente a la poliarquía, mientras que la generalización de la segunda la deteriora pero no la elimina necesariamente. La transgresión pone un obstáculo más fuerte que la corrupción a la emergencia de agencias estatales relativamente autónomas que actúan dentro del marco de una autoridad legal adecuadamente definida, rasgo de las poliarquías formalmente institucionalizadas.

Algunas sugerencias para reforzar la accountability horizontal:

  • Asignar a los partidos de oposición que han alcanzado un nivel razonable de apoyo electoral un papel importante, si no el principal, en la dirección de las agencias encargadas de investigar presuntos casos de transgresión y o corrupción. Pero nada garantiza que la oposición sea mejor que el gobierno.

  • Que las agencias que desempeñan un papel esencialmente preventivo, como las contralorías o auditorías políticas, sean altamente profesionales, cuenten con recursos suficientes y sean independientes del ejecutivo.

  • Contar con un poder judicial altamente profesionalizado, bien provisto de un presupuesto todo lo independiente que sea posible del ejecutivo y el congreso, y que en sus decisiones sea claramente autónomo con relación a esos otros poderes.

  • Estos diseños institucionales y otros similares o convergentes tienen, como hemos visto, inconvenientes serios y no demasiado improbables. Pero su implementación con un espíritu madisoniano de sobria sospecha en cuanto a las inclinaciones republicanas de los individuos, es preferible a la situación imperante en muchas poliarquías nuevas, donde dichas instituciones no existen.

  • En referencia al costado liberal de la accountability horizontal, especialmente el que hace a los múltiples encuentros de los pobres y débiles con los agentes del estado, es abundantemente obvio que casi todo está por hacerse, como lo evidencian, entre otros, los trabajos ya citados.

  • En estos temas es poco lo que podemos esperar sin la acción activa y persistente de los actores domésticos - los medios periodísticos y varias organizaciones sociales de accountability vertical -ya mencionados. Las organizaciones y redes transnacionales que promueven diversas formas de accountability pueden también aportar importante ayuda.

  • Finalmente a lo largo de este texto he sostenido que , aunque con importantes variaciones en el tiempo y el espacio, una adecuada comprensión de las poliarquías actualmente existentes requiere tener en cuenta ciertas tradiciones que se han difundido en diversos grados y de múltiples formas, se han materializado en reglas formales -las constituciones en primer lugar- y a las cuales la mayor parte de los líderes políticos contemporáneos encuentra conveniente rendir tributo por lo menos ritualizado.

Estas reflexiones y su ánimo no muy optimista reflejan un problema que ya he mencionado: los incentivos de muchos individuos en posiciones de poder para mantener prácticas poco liberales y republicanas son extremadamente fuertes y el componente democrático predominante, especialmente cuando se lo lee en clave delegativa, hace poco por mejorar esta situación. Excepto en los individuos particularmente altruistas, los incentivos para promover la accountability horizontal son débiles, especialmente si, como he remarcado, lograr un grado significativo de accountability horizontal requiere la coordinación de varias agencias, cada una sometida a estrategias de divide et impera.

CLASE 11 - Modelos de Democracia. Recapitulación y conclusiones.

LIJPHART

  • Modelos racionales: Los dos modelos de democracia estudiados son racionales y con lógica interna. El mayoritario se construyó con ayuda de los ejemplos británico y neozelandés y el modelo de consenso, como opuesto al mayoritario, siendo ejemplos de él Suiza y Bélgica. Es posible deducir de una forma lógica todas las características del modelo de consenso y el de mayoría. Con respecto al ordenamiento del poder ejecutivo, el método más lógico para la maximización de la concentración de poderes, consiste en ponerlo todo en manos de un gabinete monocolor respaldado por una sólida y compacta mayoría. Por el contrario, el máximo grado de reparto de poder se puede lograr con una gran coalición de todos los partidos, ninguno de los cuales ostente una mayoría en los escaños parlamentarios. El sistema electoral que maximiza la concentración de poderes en manos de la mayoría es el método de la mayoría relativa, mientras que la mayor dispersión del poder se puede alcanzar mediante representación proporcional sin umbral electoral en un único distrito de ámbito estatal.

  • Modelos establecidos: Los modelos mayoritario y de consenso también son modelos establecidos, ya que suponen una serie de alternativas fundamentales sobre las que deben resolver los redactores constitucionales en países que pretenden introducir o fortalecer un régimen democrático. Dondequiera que problemas de hondas diferencias, y tensiones entre grupos sociales un escollo para que una democracia sea estable y efectiva, se debe recomendar soluciones de tipo consensual. Por esta característica, la democracia de consenso se convierte en un modelo de más difícil aplicación que el mayoritario, más sencillo.

  • Modelos empíricos: El grado de pluralismo, el volumen de la población y la influencia de la cultura establece una clara relación entre el grado del pluralismo de la sociedad de cada uno de los países y del tipo de régimen que tienen.

Agrupaciones de países: ¿Como se agrupan los 25 regimenes democráticos en torno a las dimensiones implícitas en la diferencia mayoritarismo-consenso? En la siguiente tabla se presentan los valores medios homogeneizados de las 5 variables que se agrupan en torno a la 1º dimensión, así como los valores medios estandarizados de las 3 variables que constituyen la 2º dimensión.

  • 1º dimensión à POLÍTICA: Gobierno de un solo partido - Predominio del ejecutivo – Bipartidismo - Conflicto unidimensional - Sistema electoral de mayoría. (5 primeras características del modelo de democracia)

  • 2º dimensión à FEDERAL: Bicameralismo - Asimétrico - Gobierno Unitario y centralizado - Constitución no escrito y soberanía parlamentaria.

Dimensión 1

Dimensión 2

Mayoritarios:

Nueva Zelanda

Reino Unido

Grecia

Irlanda

Luxemburgo

Francia (V República)

Suecia

+

+

Positivo en ambas dimensiones. Son netamente democracias mayoritarias.

Mayoritarios-Federales:

Canadá

EE.UU

Australia

Alemania

Austria

Japón

España

+

-

Consensual-Unitarios:

Israel

Francia (IV)

Finlandia

Países Bajos

Dinamarca

Islandia

Portugal

Bélgica

Noruega

-

+

Consensuales:

Suiza

Italia

-

-

Negativo en ambas dimensiones. Netamente

Democracia de consenso.

Los países que sacan los valores más altos, coinciden con el capitulo I y II dado que representan a los prototipos de ambos modelos. Del grupo mayoritario lo son Nueva Zelanda y Reino Unido. El prototipo de consenso lo da Suiza. En el capitulo II, USA fue el ejemplo de un sistema intermedio. La tabla lo define como el prototipo para la categoría federal-mayoritaria, aun no prevista en el capitulo II. Su puntuación extremadamente negativa en la 2º dimensión es reflejo de una sólida posición con respecto a las 3 variables que constituyen la dimensión: federalismo descentralizado, fuerte bicameralismo y constitución rígida. EE.UU es un país acentuadamente mayoritario en las 5 variables de la 1º dimensión.

El ejemplo por excelencia de la nueva categoría unitario-consensual es Israel. El país es definitivamente consensual en las 5 variables de la primera dimensión, pero aún es más claramente mayoritario (o unitario) en la 2da dimensión, fruto de su gobierno muy centralizado, su legislativo bicameral y su constitución no escrita.

HALLAZGOS:

  • Hay 4 modelos de democracia: 2 puros y 2 mixtos

  • La combinación entre características consensuales y de mayoría es exitosa. Este hecho es muy importante para la ingeniería política.

  • A partir de ahora, el ingeniero político está en condiciones de proponer un proyecto de democracia según las características de las sociedades.

A partir de este punto Lijphart esta en condiciones de poner a prueba su hipótesis, para ver si hay una correlación entre la segmentación y el grado de consociativismo. Por eso agrupa los países en la siguiente tabla (ver abajo). La tabla nos es útil para identificar los prototipos de cada clase pero no es un método satisfactorio para clasificar los países que tienen puntuaciones mucho más débiles en una de las dimensiones o en las dos. Con objeto de identificar los casos intermedios que tienen puntuaciones bajas en una o en ambas dimensiones, precisamos de una clasificación en nueve categorías:

DIMENSIÓN II

MAYORITARIOS

INTERMEDIOS

CONSENSUALES

DIMENSIÓN I

MAYORITARIOS

Grecia

Nueva Zelanda

Reino Unido

Austria

Irlanda

Australia

Canadá

EE.UU

INTERMEDIOS

Irlanda

Luxemburgo

Portugal

España

Francia(V República)

Noruega

Suecia

Alemania

Japón

CONSENSUALES

Israel

Bélgica

Dinamarca

Finlandia

Francia

Italia

Irlanda

Suiza

  • Sociedades plurales y semiplurales

Ocho de los 24 países pertenecen claramente a alguno de los principales de los tipos de democracia, 7 de los cuales son los países prototipo señalados más arriba.

La categoría federal mayoritaria constituye pues una categoría empírica muy importante, aunque sea una mezcla de dos modelos de democracia lógicamente opuestos. El hecho es que varios países hayan combinado con éxito características mayoritarias y federal-consensuales demuestra que las dos series de características no son incompatibles entre sí.

¿Y como podríamos justificar el agrupamiento de los 22 regimenes de la tabla? La tabla misma sugiere 3 causas explicativas que ya han sido mencionadas:

  • El grado de pluralismo

  • El volumen de la población

  • La influencia de la cultura.

Hay que establecer una relación, aunque no del todo perfecta entre: el grado de pluralismo de una sociedad y el tipo de régimen que tienen. A medida de que nos movemos desde el recuadro superior de la izquierda hacia el inferior de la derecha, nos vamos encontrando cada vez más con sociedades plurales y semi-plurales. Los casos que se desvían de la norma son: Dinamarca, Japón y la plural Austria.

En segundo lugar que con el análisis que se hizo en el Cap. VI encontramos una fuerte ligazón entre el volumen de población de un país y la incidencia del bicameralismo o unicameralismo, pues este último y población pequeña suelen ir de la mano. La tabla muestra que el volumen de población esta ligado de una forma más general a la totalidad de la segunda dimensión de la diferencia mayoritarismo-consenso, una de cuyos componentes es la variable unicameralismo frente a bicameralismo. Si dividiéramos los países pequeños y grandes con una línea que pasase ligeramente de los 10.000.000 de habitantes (Grecia y Portugal serían pequeños), nos encontraríamos con que en la columna de la izquierda solo hay países grandes con una sola excepción: Suiza y que en la columna central hay países grandes y pequeños en igual proporción. El reino unido constituye un caso llamativo aparte.

La tercera explicación sirve para clasificar a los 22 regimenes según la primera división. En el estudio del capitulo IV, llamábamos la atención sobre la notoria influencia del modelo Westminster en los países de orbita cultural británica. La tabla refleja una casi perfecta dicotomía entre los países angloamericanos.

¿Son factibles por igual para su implementación práctica ambos modelos?

La respuesta es NO. El modelo de democracia mayoritaria es fácil de diseñar e implementar en la realidad, porque no suscita demasiados debates. Sus principios principales son básicos. (Ej. El de la Constitución NO escrita)

El modelo de consenso es todo lo contrario, hay mucho para discutir, deja muchos cabos sueltos y es muy difícil de implementar. Lijphart sostiene que hacen falta dos características para que una democracia consociativa tenga éxito en una sociedad segmentada:

  • Que los arreglos consociativos tienen que ser acordados a nivel de elite

  • Que las personas que intervienen en el arreglo tengan autoridad e influencia sobre los segmentos que predican.

El ejemplo que dio el profesor es Sudáfrica, donde fue Mandela el encargado de pactar con las élites blancas. Sudáfrica es un claro ejemplo de democracia mixta.

 
 
 

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