"La China de Mao y despues., capítulo 17, Meisner - Seminario Este Asiático- MARÍA DEL PILAR ÁLVAREZ
- cecsprensa
- 22 nov 2014
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CAPÍTULO 17
El concepto de Revolución Cultural
1966 Mao de 72 años escenificó su drama revolucionario final, que bautizó como la “Gran Revolución Cultural Proletaria”. Fue un intento fallido, que dominó y distorsionó la vida social y política de la República Popular, por más de una década. Al lanzar la Revolución Cultural Mao proclamó principios e ideales que no pudo sostener, desató fuerzas políticas y sociales que no pudo controlar.
La Revolución Cultural comenzó con proclamas de sus dirigentes en apoyo de los principios de la democracia popular, pero las masas populares que atendieron estas proclamas se subordinaron desde el principio al pensamiento y a la persona de Mao, “el gran timonel”. El movimiento se anunciaba como una guerra contra el privilegio y la opresión burocrática, pero pronto caería bajo el dominio del aparato burocrático del ejército chino, el órgano más opresivo y jerárquico del aparato burocrático del estado. Los dirigentes maoístas provocaron inicialmente un asalto popular contra el PcCh, prometiendo una estructura política más democrática, pero poco después el movimiento degeneró en una feroz lucha entre los dirigentes comunistas por el control del aparato del Partido.
El movimiento proclamó su intención de entrenar a la juventud china como “sucesores revolucionarios” de la generación del Cuatro de Mayo de viejos dirigentes revolucionarios, pero el resultado de esta revolución fue multiplicar la desilusión y el cinismo político entre una generación completa de jóvenes chinos, inmediatamente de la catástrofe se referían a ellos mismo colectivamente como la “generación perdida”.
La ideología de la Rev. Cultural aparentaba hablar en nombre del campo contra las ciudades explotadoras, pero la mayoría de los campesinos gano poco con el levantamiento y algunos perdieron mucho.
Concepto de Rev. Cultural y los propósitos de la Gran Rev. Cultural Proletaria.
Mao no fue el inventor ni del término ni del concepto, la noción de Rev. Cultural está profundamente implantada en el pensamiento de la intelligentsia moderna china, mucho antes de que hubiera marxistas en China, los intelectuales occidentalizantes asociados con el Movimiento Nueva Cultura, que estaban convocando a una rev. Cultural. El término como fue utilizado por los intelectuales democráticos radicales chinos en la segunda década del siglo, involucraba dos nociones:
Los intelectuales iconoclastas chinos exigían un rechazo total de la herencia cultural tradicional china, a la que consideraban no solo inútil sino perversa y corrupta.
Ponían énfasis en el papel de la conciencia humana en la realización de la Historia, creyendo que el cambio cultural e intelectual era el requisito esencial para la acción política efectiva y el progreso socioeconómico.
Ambas ideas influenciaron al joven Mao. Aunque Mao les rendía deferencia ideológica a las presuntas “leyes objetivas” del desarrollo histórico de los marxistas ortodoxos, Mao creía que el curso de la Historia estaba determinado en última instancia por lo que la gente pensaba, y por su voluntad de involucrarse en la acción revolucionaria. De esta creencia emanaba la preocupación maoísta de desarrollar una conciencia correcta entre el pueblo, poniendo énfasis en la remodelación ideológica.
El punto de vista de Mao requería una total eliminación de las influencias perniciosas de los valores tradicionales y las viejas ideas.
Entre los defensores rusos de una rev. Cultural estaba Lenin, pero su idea era muy diferente a la posterior concepción de Mao.
Lenin daba por seguro que una rev. Cultura exigía heredar los legados culturales del pasado, argumentando que era esencial apoderarse de toda la cultura que el capitalismo había dejado y construir el socialismo a partir de ella. Para Mao visualizaba a China moviéndose rápidamente hacia el socialismo y el comunismo a través de un proceso de rev. Continua, ni una sociedad socialista ni una comunista dependía del previo desarrollo de las fueras productivas materiales, el requisito esencial era la “proletarización” de la conciencia del pueblo y esto se realizaba por medio de una rev. Cultural.
Para Mao la cultura occidental burguesa y los método capitalistas eran no menos perniciosos y no menos incompatibles con los objetivos socialistas que la odiada cultura feudal del pasado confuciano chino, se pretendía que la rev. Cultural destruyera las perversas influencias de ambas. Mao finalmente rechazaría la tesis marxista de que el capitalismo es una etapa progresiva en el desarrollo histórico, en cambio llego a celebrar las ventajas socialistas del atraso chino, argumentando que China había sido afortunada al haber escapado a una fase capitalista prologada de desarrollo.
La desconfianza de Mao hacia la itelligentsia urbana como también de las aéreas urbanas en general. Mientras Lenin mantenía una creencia marxista en que las fuerzas del progreso histórico moderno residían en las ciudades, Mao mantuvo los poderosos perjuicios anti-urbanos.
Pero quizás la diferencia más sorprendente entre el concepto de Mao y el de Lenin está vinculada a la relación de la nueva sociedad prefigurada con los legados culturales del pasado. Lenin asumía que una sociedad socialista heredaría todos los logros culturales tanto como los materiales de sus predecesores, Mao por el contrario parecía celebrar la verdadera ausencia de cultura o al menos la ausencia de alta cultura.
Desigualdad Social.
El PcCh al menos en su ideología oficial estaba dedicado a estrechar y finalmente eliminar las llamadas “3 grandes diferencias” entre:
-trabajo mental y manual:
Crecía cada vez más a medida que los intelectuales eran restaurados en su acostumbrado estatus profesional y social, generando renovadas quejas maoístas de que los intelectuales se estaban comportando como altos y poderosos burócratas.
-ciudad y campo:
Si bien una minoría de campesinos prosperaba en una economía de semi-mercado, el campo como un todo vivía peor que las ciudades. Mientras que la nación luchaba por recuperarse del Gran Salto, cuando las hambrunas habían desbastado partes del campo, las políticas económicas y fiscales del estado favorecían a los habitantes de las ciudades.
-obreros y campesinos:
El crecimiento de los mercados rurales y la decadencia del trabajo colectivo inevitablemente aumentaron las diferencias socioeconómicas entre los campesinos.
Sin embargo bajo las políticas desarrolladas por el régimen “liuísta” para recuperarse del Gran Salto, estas diferencias se estaban ampliando, y la brecha entre ciudad y campo, entre otras desigualdades, creció rápidamente en los años 50.
El debilitamiento de la Visión Socialista.
Después del colapso del Gran Salto los ciudadanos de China, desilusionados con la política se volcaron hacia los objetivos provocados y las obligaciones familiares. Este fue particularmente el caso en el campo, donde el resurgimiento de los mercados provocados estuvo acompañado por la reaparición de creencia religiosa y costumbre sociales tradicionales. El conservadurismo se debió en gran medida a la debacle del Gran Salto.
Clases y Lucha de Clases.
1956 Mao estaba de acuerdo con la doctrina oficial del Partido de que el triunfo del socialismo había suprimido en gran medida las divisiones antagónicas, y por eso había reducido la necesidad de la lucha de clases. En 1962 Mao advirtió que las clases derribadas estaban planeando todavía un retorno y agrego una advertencia aún más significativa y ominosa: “en una sociedad socialista todavía pueden ser producidos nuevos elementos burgueses”. Su atención ahora se centraba en las formas de desigualdades y relaciones sociales basadas en la posesión del poder político más que en la de la propiedad. A comienzo de los años 70, era cada vez más crítico hacia el sistema entero de desigualdad organizada arraigado en la elaborada jerarquía de rangos y estatus burocráticos que había crecido en la administración del Partido y del estado.
Mao no fue el primero en reconocer que una revolución socialista podía producir una nueva clase explotadora de gobernantes burocráticos. Fue precedido por Max Weber, León Trotsky, entre otros. Identificar a los burócratas chinos como una nueva clase dominante. Hacerlo así hubiera exigido una rev. Política y no una cultural. Mao caracterizo a la Rev. Cultural como la más profunda de las revoluciones, que tocaría las verdaderas almas de los hombres.
Los burócratas con los que Mao había llegado a estar amargamente desilusionado eran, sus camaradas y cuadros revolucionarios de otro tiempo. Condenarlos habría sido condenar la revolución que había dirigido y una nueva sociedad en cuya creación él había jugado un papel tan fundamental.
CAPÍTULO 18
La Gran Revolución Cultural Proletaria
1966-1969
Los primeros retumbos de la Rev. Cultural se oyeron en noviembre de 1965 cuando un crítico literario YaoWenyuan escribió una crítica del popular drama “HaiRui destituido de su cargo” escrita por Wu Han. Era un drama alegórico ambientado bajo la dinastía Ming celebraba el heroísmo de un funcionario depuesto por un tiránico emperador a casusa de haber protestado por la usurpación de las tierras de los campesinos por los terratenientes y corruptos burócratas. No era necesaria mucha imaginación para identificar al tiránico emperador con Mao y al funcionario con PengDehui y a la confiscación de las tierras campesinas como una alusión a las políticas del Gran Salto a las cuales Peng se había opuesto, resultando su destitución política en 1959. Este drama era una de las numerosas alegorías y sátiras políticas anti-maoístas escritas durante los años amargos que siguieron al colapso del Gran Salto. La crítica de YaoWenyuan hacia Wu Han se publicó bajo la dirección personal de Mao, y a pesar de que los maoístas fecharían el comienzo de la revolución cultural con la aparición del artículo de Yao en ese momento no pareció una cuestión de mucha importancia.
El ejército bajo el comando de Lin Biao luego de la purga de su Jefe de Estado Mayor se declaró sostén principal de la dictadura del proletariado y anuncio que jugaría un importante papel en la revolución.
Los Guardias Rojos.
El movimiento de masas espontáneo desde abajo no tardó en llegar. Los estudiantes universitarios y secundarios fueron los primeros en responder a la convocatoria, algunos genuinamente inspirados por las ideas y objetivos, otros en búsqueda de sus propios intereses sociales particulares. Esta diversidad de objetivos entremezclados resultaría en un movimiento juvenil que no fue solo masivo sino también complejo y fraccionado.
Los estudiantes rebeldes no solo combatían a las autoridades políticas y educativas, pronto también entre ellos. Al contrario de la actual visión de los acontecimientos, la terrible persecución de los intelectuales durante la revolución cultural no fue comenzada por los maoístas radicales, sino por los rebeldes organizados por el partido, intentando proteger a los burócratas del partido de los ataques maoístas.
Además de perseguir a los intelectuales, los grupos estudiantiles organizados por los equipos de trabajo del partido atacaron a los compañeros de estudiantes que tenían “malos” antecedentes de clases: los hijos de los ex terratenientes, excampesinos ricos, y excapitalistas, y aquellos cuyos padres eran intelectuales.
Los revolucionarios que provenían en su mayor parte del campesinado más pobre y de la clase obrera, fueron favorecidos, junto con sus hijos, por las posiciones políticas, oportunidades educativas y empleos después de 1949. Disfrutaban de un estatus alto en el nuevo régimen. Los hijos de los ex capitalistas, ex terratenientes e intelectuales, por otro lado eran víctimas de discriminación social, económica y política. Estos últimos respondieron entusiastas a las críticas radicales de los privilegiados burócratas y a las convocatorias por mayor equidad, mientras que los primeros se sumaban a la defensa del partido. Ambos grupos gritaban en alta voz consignas maoístas y proclamaban lealtad a Mao y a su pensamiento pero interpretándolo de manera distinta de acuerdo a sus propios objetivos. A fines de Julio los estudiantes eran libres para organizarse y así lo hicieron reencarnándose rápidamente como “Guardias Rojos”, estos originalmente fueron los obreros y soldados rusos armados que tomaron el poder en la Rev. Bolchevique. En el movimiento revolucionario comunista chino, durante los años 30 y 40 los campesinos que apoyaban a los soldados del Ejército Rojo fueron llamados Guardias Rojos.
En 1966 los jóvenes estudiantes usando fajas en los brazos con los caracteres “Guardia Rojo” aparecieron en las calles de Beijing. Estos jóvenes fueron esenciales para llevar a cabo la Rev. Cultural. El programa mismo fue establecido en los “Dieciséis artículos”, este programa definía explícitamente el propósito del movimiento como “el derrocamiento de aquellos dentro del Partido que estaban a cargo y tomando el camino capitalista”. Un segundo propósito relacionado con el anterior, era destruir lo que pronto seria conocido como “los cuatro viejos”. “Aunque la burguesía ha sido derrocada” decía el documento, “todavía está tratando de usar las viejas ideas, cultura, costumbres y hábitos de las clases explotadas para corromper a las masas, capturar sus mentes y esforzarse por efectuar el retorno”.
Lo que hace esto un fenómeno tan remarcable en la historia de las sociedades posrevolucionarias es que la convocatoria a la rebelión contra el orden político existente provino de quienes habían construido ese orden.
Durante los años restantes y caóticos de 1966 millones de Guardias Rojos, llevando retratos de Mao y agitando copias del librito rojo del Presidente, marcharon por las calles de la ciudad y viajaron a través del país en una campaña contra todos los símbolos del pasado feudal y de las influencias burguesas del presente. Fueron saqueados museos y viviendas, y fueron destruidos los libros y las obras de arte antiguas. Todo, desde los antiguos textos confucianos hasta las modernas grabaciones de Beethoven. Nuevos nombres revolucionarios fueron pegados sobre las señales de las calles y los edificios, junto con retratos del Presidente y sus dichos. Quienes usaban vestimentas de estilo occidental o cortes de pelo estilo Hong Kong fueron atacados humillados, como los fueron todos los que poseyeran viejas reliquias budistas o taoístas. La Rev. Cultural pronto comenzó a destruir a la gente tanto como a la cultura.
Cuando los ataques pasaron a desterrar a los cuatro viejos, los funcionarios del Partido y los cuadros administrativos fueron arrestados y obligados a desfilar por las calles con bonetes, forzados a confesar sus crimines en reuniones públicas, fueron abusados tanto física como psicológicamente en sesiones de lucha. No poco fueron golpeados hasta la muerte o forzados al suicidio. Las actividades de los Guardias Rojos no se desarrollaron totalmente sin resistencias. A veces se liberaban sangrientas batallas, entraban en las fábricas y eran enfrentados por grupos rebeldes rivales de obreros y campesinos. Pero aun más sangrientas fueron las batallas entre los mismo Guardias Rojos, ya que sus divisiones sociales y políticas que marcaron el movimiento desde el comienzo llegaron a ser más profundas y enconadas a medida que pasaba el tiempo, escalando en un círculo de violencia y venganza que parecía no tener fin.
La casi falta de disciplina, el violento sectarismo, el vandalismo, que caracterizaban al movimiento llevaron a las autoridades a pensar que los Guardias Rojos habían llegado a ser un riesgo político. En 1967 se tomaron varias medidas.
Tomas del poder, el ejercicio y la ultra-izquierda (marzo-agosto de 1967)
A medida que las condiciones llegaban a ser más caóticas, el ejército llego a jugar un papel cada vez más importante, no solo en la vida política de la nación, sino también en la economía. La preferencia por el orden llevaba a la supresión militar de las organizaciones de masas más radicales. En febrero y marzo el ejercito desbando violentamente a las organizaciones radicales de estudiantes y trabajadores en las provincias. Miles de activistas fueron arrestados, muertos y heridos. Aunque los grupos de todas las organizaciones políticas habían recurrido a la violencia durante la Rev. Cultural, la mayoría de las vidas perdidas durante la insurrecciones no fue obra de los maoístas radicales sino del ejército.
Se dieron nuevos esfuerzos para restringir las actividades de los Guardias Rojos, los estudiantes fueron instados a retornar a sus escuelas, las cuales, se anunció, serian reabiertas en marzo. Se decretaron castigos para quienes habían atacado oficinas gubernamentales, robado archivos oficiales y atacado físicamente a cuadros del Partido.
La política exterior china había permanecido en gran medida inactiva desde los comienzos de la Rev. Cultural, pero ahora se proclamó un nuevo programa “internacionalista revolucionario”. Desde Beijing emanaron cables portando nuevas instrucciones “revolucionarias” hacia las embajadas chinas en el exterior; los diplomáticos extranjeros fueron acosados en la capital china, y se presento un ultimátum al gobierno inglés exigiendo la liberación de los periodistas comunistas encarcelados en Hong Kong. La breve época del “internacionalismo proletario” en la política exterior culmino con la quema de la delegación inglesa en Beijing.
A fines de agosto, China parecía estar hundiéndose en la anarquía. Mao estaba ahora convencido de que continuar la Rev. Cultural como un movimiento basado en la iniciativa de las masas era correr un riesgo de una guerra civil masiva. Optó por el orden y en efecto, el fin de dicha revolución.
El termidor de la Revolución Cultura.
El 5 de septiembre de 1967 el ejército recibió instrucciones de restaurar el orden. A las masas se les ordeno devolver las armas. Ya no estaba más permitido ni atacar al ejército ni al gobierno. Todo el proceso de retorno de la normalidad estuvo acompañado de una retorica revolucionaria.
Mientras la revolución cultural se debilitaba en 1968 el culto a Mao paradójicamente crecía en forma extravagante. Los retratos, estatuas y bustos de yeso de Mao aumentaron tanto en tamaño como en número.
En los hogares había a menudo tabletas de lealtad al pensamiento de Mao alrededor de las cuales los miembros de la familia se reunían para prestar reverencia. Los escolares ya no comenzaban diciendo “buenos días” sino cantando “que el Presidente Mao viva diez mil veces diez mil años”. La prueba de lealtad a Mao ya no era medida por los actos revolucionarios inspirados por su pensamiento, sino por la habilidad de recitar sus dichos y por el tamaño de los retratos llevados por las calles o colgados en las viviendas.
La Rev. Cultural había comenzado con un ataque generalizado contra el Partido Comunista; terminaba con la resurrección del Partido en su forma ortodoxa leninista, En 1966-1967 había florecido un movimiento popular masivo en base al principio de que “las masas deben liberarse a sí mismas”; para 1969 el movimiento de masas se había desintegrado, mucha sangre se había derramado, pero ¿Qué había cambiado? Esta cuestión debe haber estado en las mentes de muchos chinos en la primavera de 1969.
Lo dado en clase:
Revolución Cultural (1966-1976)
Un rechazo a lo viejo a lo antiguo. Se atacaba a todos los sectores en contra de Mao y en contra del proyecto revolucionario, los ataques más conocidos fueron al sector intelectual. El primer objetivo se va a desmantelar en términos de democracia. El gran movimiento de Guardias Rojos, sectores de estudiantes que no constituyen un grupo monolítico, otro grupo universitario que ven en la revolución el posicionarse en el partido como sector heterogéneo. Esta revolución trae grandes secuelas, es en este periodo que Mao se muestra con un poder más arbitrario más despótico. Va a cobrar una gran cantidad de vidas suman a la política de terror torturas, persecuciones, y terror generalizado. Mostro un gran fracaso no solo en términos humanos sino también políticos, sumado al fracaso del Gran Salto adelante, en 1976 muere Mao, en donde se da un gran punto de inflexión.
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