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"Historia de la idea europea, Tercera parte, Voyenne - Historia del pensamiento de las RRII - LUNA P

  • Foto del escritor: cecsprensa
    cecsprensa
  • 20 nov 2014
  • 5 Min. de lectura

Tercera Parte

1-Los soberanos y los pueblos

Caída de un hombre - Napoleón había rehecho una Europa. No fue derrocado por los adversarios de su poder, sino por el frente unido de los enemigos de sus principios. Los soberanos habían comprendido que su absolutismo de derecho divino se tambaleaba. Napoleón era tal vez un tirano, pero era un tirano que actuaba en nombre de los pueblo, y los pueblos creían en él.

La Santa Alianza - En 1825, los soberanos, victoriosos sobre el usurpador, se sienten preocupados por sus coronas e incluso sus cabezas. Alejandro I (Rusia), propone reafirmar sus tronos alrededor del único poder que los puede justificar. De esta idea surgirá la Santa Alianza.

El Directorio Europeo - Inglaterra no había considerado bueno participar en la Santa Alianza. Veía en ella una mezcla demasiado chocante de lo sagrado y lo profano. Quien resulta el verdadero árbitro de la situación no es Alejandro I, sino Metternich desde Alemania. En la imposibilidad de reafirmar sus dinastías mediante un despotismo, los reyes habían comprendido que únicamente podrían sobrevivir gracias a la estabilidad exterior. A pesar del hábil equilibrio logrado en 1815, los soberanos ávidos de gloria quieren probar su fortuna, mientras que los pueblos, deseosos de libertad, la suya.

Saint-Simón o la nueva Europa - Saint Simón comienza rindiendo sincero homenaje a la cristiandad medieval, que fue la única organización europea digna de este nombre. Es aquel orden lo que añora y no su fe. Una fe nueva, la ciencia, debe producir los mismos efectos, perfeccionándolos incluso.

Saint Simón pretende demostrar la insuficiencia de los planes hasta ahora propuestos para organizar Europa, especialmente el del abad de Saint Pierre.

En esta nueva época, son la razón y el gobierno se dan bajo los dictados del interés general. La nueva Europa deberá descansar sobre estos principios.

El plan de Saint-Simón - La unión de Francia e Inglaterra sería el núcleo de la Europa futura y del “Gran Parlamento Europeo”. Aunque este proyecto no esté exento de ambigüedades, corresponde a la tendencia llamada “unionista”.

Mientras los innovadores y los renovadores se esfuerzan en pensar sobre el nuevo orden europeo bajo una perspectiva de una “cristiandad cientificista”, la opinión parece indiferente. Los pueblos van a agruparse en torno al movimiento de las nacionalidades, a la vez que se dividen, en el transcurso de la primera mitad del S XIX.


2- Romanticismo y nacionalidades

La primavera de los pueblos - Apenas nacida, la Europa de los soberanos ya está condenada. La Europa de los pueblos está llamada a sucederla. La revolución francesa ha abierto una nueva era. Aparece así una nueva Europa en la que todos los pueblos se considerarán iguales o fraternales.

Contradicciones unitarias - La nación, según la ética revolucionaria, es detentora de soberanía. Tiene el poder de atar y desatar, de decidir sobre lo justo y lo injusto. Es una e indivisible, porque es evidente que monárquica o popular, la soberanía enajenada no es soberanía.

La verdad es que los estados-naciones centralizados no pueden entenderse mejor entre ellos que las antiguas monarquías.

La gran esperanza de 1848 - Todo el sentimiento y toda la generosidad del siglo estallaron el 1848La proclamación de la republica de Francia fue signo de una gran esperanza que se extendió como un reguero de pólvora a través de Europa. De ahora en adelante habrá al menos tres Europa opuestas: la de los soberanos, más poderosa y agresiva que nunca; la de los republicanos, que subsiste tal y como era, sin que la marcha de los acontecimientos la haya cambiado y la de los proletarios, aún nueva, pero ya amenazadora.


3- Proudhon y la idea federalista

El individuo y el Estado - Proudhon, socialista, se sitúa de buen principio en la línea de la revolución francesa. Proudhon responde desde sus primeras obras y mucho antes que Marx: si no se transforma el régimen de la propiedad no se habrá hecho nada, y las ambiciosas palabras de libertad, igualdad y fraternidad no serán más que mentiras.

Proudhon y las nacionalidades - Constata que la noción de nacionalidad está llena de contradicciones y oscuridades. Multiplicar las nacionalidades no es constituir Europa. No es más que destruir un equilibrio precario, imperfecto, pero al menos real. Proudhon estima que las nacionalidades son mas una regresión que un progreso. Tienen el merito de existir y de realizar cierto equilibrio jurídico entre los Estados, y de esta manera constituyen un mal menor.

El edificio federalista - Las nacionalidades constituyen el gran peligro del momento: conducen infaliblemente a la guerra. Proudhon ve que es posible establecer la paz a través del federalismo. Reconocía el derecho de las personas y los países de gobernarse por sí mismos. El verdadero Estado entonces es el municipio y la verdadera nación, la provincia. El federalismo no es entonces la paz perpetua, sino la sublimación de la guerra.


4- El derivativo internacionalista

Permanencia del cosmopolitismo - La constitución de las últimas nacionalidades, la apoteosis del capitalismo, el nacimiento del estatismo, el desarrollo del imperialismo constituyen los grandes fenómenos de la segunda mitad del S XIX y la primera del S XX.

Sin embargo, mientras el separatismo europeo llegaba a su punto máximo de tensión, un movimiento antagonista se dejaba fuertemente sentir. El desarrollo de los medios de comunicación, la expansión industrial y comercial, la moneda-oro, el equilibrio progresivo de los niveles de vida, la uniformación de las estructuras político-sociales, la generalización de la cultura, habían provocado hasta 1914 una prodigiosa extensión de las relaciones intra y extra europeas.

El cosmopolitismo ha constituido como una válvula de escape, mientras las naciones se reafirmaban más y más en sí mismas.

La paz por los negocios - Esta idea está basada en el precepto de reemplazar la guerra por el negocio para que todos resulten favorecidos. Todo el mundo podrá vender o proveerse, y de optimo modo, porque la concurrencia obrará plenamente.

El internacionalismo obrero - El nacionalismo es un fenómeno burgués. Se apoyaba sobre cierta forma de propiedad. Al llamamiento de Marx, “Los proletarios no tienen patria”, los obreros adquirieron conciencia de su aislamiento. De aquí la idea de convertirse en una nación horizontal a través de toda Europa.

Marx y Europa - Combate las tentativas de organización europea fundadas sobre el principio de las nacionalidades y que no podían ser más que burguesas y mercantiles.

Liquidación de la paz de hierro - Cuestiones de los Estados finalmente desatan la primer Guerra Mundial.


Cuarta Parte

1- Después del Desastre

La conferencia de paz - Tres posturas diferentes. Francia quiere lograr la victoria total, ponerle fin a la hegemonía alemana en Europa por medio de una paz aplastante. Estados Unidos quiere llegar a un acuerdo entre vencedores y vencidos mediante una reconciliación ideal que pusiera fin definitivamente, mediante el arbitraje, a las querellas europeas. Inglaterra tiene una postura más bien neutra, pero finalmente se aviene por la propuesta de EEUU. Finalmente todo se resuelve por un compromiso. Wilson busca organizar la nueva Europa bajo el signo del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Sin embargo, esta nueva organización contiene los gérmenes de la 2GM.

La sociedad de naciones - Wilson soñaba con la idea de una Europa unida. A pesar de los errores que la comprometieron desde sus principios, la Sociedad de Naciones constituyo un progreso en las relaciones entre Estados. Fue el primer ejemplo en la Historia moderna de un esfuerzo concreto por organizar estas relaciones en el sentido de la mutua comprensión y el derecho. Su impotencia fue tal vez su cualidad más positiva, al demostrar la necesidad de una revisión de sus estructuras. No obstante, la separación de los EEUU y la ausencia de Rusia tendieron a hacer de la Sociedad un órgano predominantemente europeo.

Renacimiento de la idea europea - Si la vieja Europa, que posee al menos una civilización y muchos recuerdos en común entre sus miembros, logra unirse, el mundo verá en ello la señal, en el interior mismo de la SDN de un reagrupamiento más realista de fuerzas, sobre bases regionales y continentales.


2- ¿Europa de grado o a la fuerza?

Analiza si Europa se constituyó como tal en el Siglo XX por su propia voluntad y si fue una imposición de la que no tuvo elección.


 
 
 

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