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Ideología y sistema de partidos en el México de la alternancia: Implicaciones políticas, Aranda And

  • Foto del escritor: cecsprensa
    cecsprensa
  • 22 nov 2014
  • 12 Min. de lectura

La ideología del sistema de partidos en México es la herencia del partido hegemónico y se manifiesta en la exclusión del conflicto político, tanto del discurso como de la práctica política, de los actores en la arena institucional. Las consignas del sistema referidas a la pluralidad democrática expresan un operador ideológico “universal”, la ideología pragmática. Sepretende explicar las implicancias políticas de las ideologías del sistema de partidos mexicano en la construcción de la realidad social.

El legado del PRI al sistema de partidos actual corresponde a la flexibilidad con la que la clase política trata las demandas de la oposición, transformándolas tanto en un discurso como en una práctica política que excluye las reivindicaciones democráticas de contendientes ajenos al juego institucional. Se mostrará que el operador ideológico “universal” que excluye el conflicto político se manifiesta como la ideología de la pragmática. La ideología del sistema de partidos en México opera con la presentación de la pluralidad democrática (operador ideológico) como eje aglutinador, dentro de los tres partidos que conforman el juego del pluralismo moderado (PRI, PAN, PRD).

El sistema de partidos que aquí ocupa no cabe dentro de los estudios sobre el origen ideológico de los partidos políticos de las democracias liberales europeas, estudiadas por Klau Von Beyme, sino que responde a la formación y transformación del poder político en México.


Referencias Conceptuales

Ideología: El concepto de ideología pretende revelar algo de la relación entre una expresión y sus condiciones materiales de posibilidad, cuando se consideran dichas condiciones de posibilidad a la luz de ciertas luchas de poder centrales para la reproducción de una forma de vida social. (Eagleton, Terry, Ideología. Una Introducción, Paidós, Barcelona, 1997, p. 283). Para SlavojZizek, esta forma de vida social es ideológica en sí misma, ya que aparece como una ilusión consensualmente necesaria.

Siguiendo con Terry Eagleton, la ideología dominante es la de un bloque social dominante. Zizek continúa este razonamiento cuando refiere la dinámica de la hegemonía ideológica de un estado de cosas expreso en un orden social imperante; el cisma que establece la irrupción de una clase o bloque que exige un lugar en la configuración de ese orden, marca la pauta del ejercicio ideológico en la lucha por un principio o causa “universal”. Es decir, “la hegemonía ideológica tiene el rol de recoger el conflicto entre dos contenidos particulares: el “popular”, que expresa los anhelos íntimos de la mayoría dominada, y el específico, que expresa los intereses de las fuerzas dominantes.”[1]

El sistema de partidos pluralista moderado, tiende a desplazar el conflicto político en aras del mantenimiento de un ejercicio de poder añejo, (propio de la formación del poder político en México). Sin embargo, en el tiempo de la alternancia política (año 2000), aquel orden social imperante representado por los bloques de la clase política de los tres partidos dominantes, se convierte en terreno de disputa cuando un opositor al régimen y a las prácticas de las élites gobernantes busca reconfigurar ese orden. De esta forma se llevan a cabo los procesos de asimilación y normalización que darán nuevamente sentido a la realidad política mexicana.

Consideraciones previas al abordaje desde la teoría de la ideología a los partidos en México:


  • Del partido se analizara el programa político, doctrina y los principios éticos que mantienen su cohesión y lo conservan a lo largo de su historia. Se retoma a Alan Ware para explicar, analizando estas características previas, lo que este partido hará cuando llegue al gobierno o cuando conforme un bloque dominante.

  • Se retoma, con debidas precauciones, el estudio sobre origen ideológico de los partidos políticos de las democracias liberales europeas.

  • Para los Estados sin una tradición liberal democrática estable, como el caso de México, es importante señalar los procesos de fusión entre aspectos ideológicos contrarios a los estatutos de cada partido. De esta forma los partidos pueden hacer llamamientos muy diferentes y contradictorios a distintos grupos simpatizantes: el populismo y nacionalismo son dimensiones que se hacen mucho más evidentes a través de las relaciones de los partidos ante ciertos eventos que por medio de cualquier declaración de intenciones.

Principales elementos teóricos para diferenciar a la izquierda de la derecha dentro del espectro ideológico:

Esta posición ideológica se determina por el posicionamiento manifiesto de los partidos en relación a las funciones del Estado.


  • La posición que la élite guarda respecto a la intervención del Estado en la economía.

  • Los derechos del individuo frente al Estado. La derecha se concentraría en la promoción de los derechos negativos básicos: de vida, de propiedad, de tránsito, de expresión, de asociación, de reunión; mientras que la izquierda aboga porque el Estado garantice libertades civiles y políticas de mayor amplitud a través de la promoción de derechos de segunda y tercera generación (económicos, sociales y culturales)



El partido hegemónico

“La constitución de 1917 era el símbolo de esa representación de todas las clases y todos los intereses, el símbolo de esa democracia de la conciliación, en la que cabían todas las clases […]”. Esta ley a diferencia de la iniciativa villista – zapatista, aseguraba a los propietarios la legalidad de sus propiedades, certificadas ahora por la revolución. El dominio de las juntas militares en dicho procedimiento abrió paso a la consolidación de la burguesía emergente, desairada por el asesinato del presidente Francisco Madero. El pragmatismo de dichas acciones acompañaría todo el proceso de consolidación del régimen revolucionario, forjó un discurso popular que escondía una flexibilidad enorme en el ejercicio del poder; la ideología de la revolución mexicana comenzó a fluctuar de izquierda a derecha en el espectro ideológico mexicano. Más tarde el Partido Nacional Revolucionario (PNR) englobaría este pragmatismo en el ejercicio tanto clientelar como corporativo de un poder incipiente.

Este pragmatismo denota para Zizek el ejercicio hegemónico de la ideología. El verdadero conflicto político que significó la época revolucionaria fue contenido en una serie arreglos que terminarían domesticándolo por medio de reformulaciones institucionales.

Para 1938 el PNR se transformaría en un partido de masas. En este nuevo pacto el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) creó cuatro grandes sectores, estos se convertirían en el nuevo mecanismo de incorporación al partido: campesino, obrero, popular y militar. Desde entonces, todos los actos políticos y electorales debían pasar por la vigilancia y aprobación del partido, convirtiéndose en el eje aglutinador de las fuerzas más poderosas de la revolución. Un partido de masas capaz de asegurar la movilización en apoyo al régimen y la participación de los ciudadanos en las elecciones. En ese entonces, el partido demostraba un proyecto de nación integrador y justo, como el órgano de bienestar y desarrollo.

Luego de la segunda guerra mundial, en 1946 el PRM evoluciona en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), se consolidó como un partido hegemónico que se apropió del centro del espectro ideológico, conviviendo con agrupaciones tanto de derecha como de izquierda. México en este momento estaba dejando de ser un país agrario para convertirse en uno industrial.

Según Sartori, las características del nuevo organismo se resumen en los siguientes puntos:


  • Este tipo de partido no permite una competencia oficial por el poder, ni una competencia de facto.

  • Se permiten partidos de segunda, es decir, no se les permite competir con el partido hegemónico en términos antagónicos y en pie de igualdad.

  • No se contempla la rotación de poder.

  • Es un sistema de dos niveles en el cual un partido tolera y asigna a su discreción una fracción de su poder a grupos políticos subordinados.

  • La oposición es una oposición tolerada y permitida en aras de legitimar una democracia y pluralidad (que de hecho son de fachada) pues los partidos de “fuera” no pueden convertirse en partidos “de dentro”.

En su nacimiento, el PRI adoptó un objetivo más a su proyecto, la modernización de la sociedad mexicana. Se crearon toda una gama de instituciones que luego crearían las bases de la democracia procedimental de México. Al mismo tiempo continuaba con el proyecto de justicia social que devenía desde 1910.

La rivalidad entre la izquierda y la derecha adentro del mismo partido remonta a los sexenios de Lázaro Cárdenas (1934 – 1949), partidario de la tutela del Estado en el desarrollo económicoy del control e incorporación de las bases a un proyecto de nación. Por otro lado, Miguel Alemán (1946 – 1952), designado por Ávila Camacho para recomponer las tensas relaciones entre la iniciativa privada y el Estado a raíz de las expropiaciones cardenistas y del apoyo al movimiento sindical, dio un giro en la práctica priista, asumió posiciones propias de la derecha, otorgándoles prioridad a los empresarios a la hora de decidir políticas económicas para la nación. Al mismo tiempo, su pragmatismo lo llevo a adoptar posturas de izquierda en relación a los planes sociales cardenistas a los que dio continuidad, con el objetivo de cooptar sindicatos y organizaciones.

Entre los años 1986 y 1987 se dio la ruptura definitiva entre el “alma social” y el “alma modernizadora” dentro del PRI. Al decir social concierne a la estructura corporativa y clientelar de la hegemonía priista, mientras que el adjetivo “modernizador” se refiere a las visiones liberal-tecnócratas que propusieron dejar atrás el Estado revolucionario desde Miguel De la Madrid. En 1987 se separa del PRI la “Corriente Democrática”. En 1988 hay una crisis electoral y posteriormente se redefine el sistema de partidos.

El papel que el PRI le asignó al Estado respecto a la economía se caracterizó por su pragmatismo, mismo que ocultó las negociaciones con todos los sectores sociales bajo el discurso nacionalista revolucionario, escondiendo así las relaciones de dominación existentes.

En 1992, el presidente Salinas prescribió al PRI con una nueva ideología: el liberalismo social. Este nuevo discurso buscaba alejarse de las expresiones nacionalistas previas. Los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo fueron gobiernos liberales pero tuvieron que acudir a prácticas clientelistas y cuando no a la represión mediante la maquinaria de Estado. El discurso revolucionario oscilaba entre un estado paternalista y uno neoliberal, lo que llevarían a la ceder el poder en la alternancia del año 200.

De la oposición leal al gobierno cómodo

El partido que alternó en el poder ejecutivo en el año 2000 fue el Partido Acción Nacional (PAN). Se funda en 1939, se presenta como aquella disidencia capaz de denunciar el intervencionismo creciente y el autoritarismo del régimen revolucionario. El crecimiento del partido corresponde a que se logaron incorporar diversos sectores importantes de la vida social.

El PAN se caracterizó por ser un partido de gente destacada en los campos intelectuales, económicos y religiosos. Con una ideología que giraba en torno al eje liberal. El PAN pugnaba por el restablecimiento de las relaciones entre la iglesia y el estado.

En 1948 se nutre de la Unión Sinarquista, un movimiento antibolchevique, antiyanqui, antimasón y antisemita que se propagó rápidamente en el país. Hacia las elecciones de 1976 empezaron las tensiones al interior del partido: un sector estaba en contra de presentar candidato a la presidencia como protesta en contra del autoritarismo y corrupción electoral de régimen y otro sector pugnaba por la participación del mismo en la contienda electoral. Al final el partido no presentó candidato. Esta tensión creo divisiones entre participacioncitas y abstencionistas y se mantuvo hasta el año 2000. La tensión interna se convirtió en una característica inherente al panismo. Debido a que su conformación de base liberal demócrata y demócrata cristiana, experimentaba continuamente realineaciones entre grupos, prácticas y pronunciamientos doctrinarios.

Al interior del partido habían dos grandes fracciones: la doctrinaria y la pragmática. El ala pragmática compuesta por un líder nacional (Conchello) y varios dirigentes regionales, mientras que la fracción doctrinaria estaba compuesta por dirigentes del centro del país formados en una tradición liberal moderada. Sin embargo, al final de la década de 1989 y durante la de 1990, el PAN comenzó a operar como un partido profesional de tiempo completo que incrementó sustancialmente sus actividades entre elecciones, a su vez, desarrollo su burocracia partidaria.

El arribo de los neopanistas (un grupo de empresarios del norte del país) aportó al organismo político, en consonancia con el éxito electoral, recursos económicos y técnicas de mercadotecnia política.

Pese a la profesionalización continua del partido, existía una concentración excesiva en la toma de decisiones, lo que llevo a que, en la lucha por la conformación de la cúpula partidaria, por un lado los neopanistas desarrollaran programas alejados de los principios ideológicos del partido, apoyando la preparación de candidaturas basadas en estrategias de mercadotecnia política. Por el otro lado, los viejos políticos y una élite mayoritariamente católica rescatarían los principios partidistas para afirmar los cimientos políticos de la institución. El conflicto emblemático se dio entre Ernesto Ruffo, gobernador de Baja California y egresado de las filas de la COPARMEX y Felipe Calderón, secretario del partido, pugna que continuó hasta las elecciones del 2006. Sin embargo, la dirigencia nacional deteriorada por el autoritarismo e incapacidad para integrar a miembros de sus bases, perdería la confrontación ante un personaje cercano al mundo empresarial: Vicente Fox. La correlación de fuerzas cambiaría ante los fracasos del gobierno foxista, Felipe Calderón llegaría a la presidencia de la república con el apoyo del ala conservadora, de las estrategias mediáticas del neopanismo y de las alianzas con los personajes de la vieja familia revolucionaria del priato.

La otra Familia Revolucionaria

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) es el último partido en el análisis de las condiciones de posibilidad sobre las cuales se examinan las luchas de poder en la dinámica del sistema de partidos mexicano.

Después de la ruptura del PRI en 1987, los diferentes movimientos de la izquierda mexicana confluirían en un nuevo conflicto político que redefinió el universal sobre el cual se articularía la reproducción de la vida social en México.

El llamada Frente Democrático Nacional, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas para las elecciones presidenciales de 1988, se encontró con la adhesión de los movimientos de izquierda que apostaban con la vía electoral, eranotras corrientes sociales consecuencia de la urbanización de México y del terremoto de 1985. El Frente obtuvo 6 millones de sufragios, es to significaba la oportunidad de buscar su institucionalización mediante la vía electoral (absorción por parte de la deformación propias de las relaciones de dominio de la hegemonía dominante). Sólo el Partido Socialista Mexicano aceptó la propuesta de Cárdenas para integrarse en un nuevo partido, mientras que el resto de la oleada del movimiento seguiría su curso antes del declive del año 2000.

El PRD era la amalgama de distintas corrientes de izquierda, cada una con dinámicas diferentes, lo que condujo, con el paso del tiempo y de varios procesos electorales, al fortalecimiento y polarización de estas corrientes. Dentro del vaivén de tensiones internas, el partido encontraría una proyección importante con la presidencia de López Obrador. No obstante al avance registrado, el arribo de viejos políticos del PRI al partido introdujo prácticas políticas del tambaleante partido hegemónico. Para sostenerse en la arena electoral, este nuevo partido “atrapa todo” comenzó a incorporar a sus filas a actores que aceleraron la pérdida de lo popular auténtico de aquella coalición. El clientelismo político, así como la ruptura con movimientos sociales que influyeron de manera decisiva en la plataforma de lanzamiento del organismo político, empezaron a ganar presencia en la estructura del partido.

El sistema de partidos “Atrapa – Todo”, o de la negación de lo político

Después de la apertura institucional del 77, el partido hegemónico se derrumbaría con la alternancia del 2000. El paso de un sistema de partidos no competitivo a uno competitivo implico la transformación de la lucha electoral, cuya función era presentar a la victoria en los comicios como el nuevo objetivo de los actores de la arena institucional.

El sistema pluralista moderado que comenzó a configurarse en los años noventa, llevo a los partidos políticos a convertirse en partidos “atrapa todo” Con esta nueva denominación los partidos políticos competitivos sacrificarían la penetración y legitimación ideológica de sus principios por la obtención de un éxito electoral más amplio y más rápido. Ahora, la doctrina ideológica se considera en segundo término, bajo el argumento de que su promoción disminuye tanto el éxito como la aceptación de una clientela electoral heterogénea y segmentada.

Actualmente, la pragmática de los partidos políticos en México ha orillado a las dirigencias a prestar posturas contradictorias a su historia y principios, en función de obtener electores los partidos han descuidado los principios éticos al momento de diseñar programas de gobierno e instrumentos para llevarlos a cabo.


Ideal, realidad social y desplazamiento del conflicto público, un panorama para concluir

El sistema de partidos en México, a pesar de su dinámica “atrapa todo”, ejercita un operador ideológico “universal” para la exclusión del conflicto político en aras del consenso de las cúpulas dirigentes. Dicho operador se manifiesta como la ideología pragmática. La colaboración del sistema de partidos a la hegemonía ideológica del entramado institucional de Estado mexicano, se expresa precisamente en esta exclusión del conflicto.

La ideología del sistema de partidos en México se encuentra en constante transformación, esto debido a la integración tanto de doctrinas como de programas ajenos a los principios ideológicos ajenos a los principios ideológicos expresos en los fundamentos de cada actor político. La pragmática heredada del sistema de partido hegemónico se extendió en el ejercicio real de poder de cada uno de los contendientes, dotándolos de gran movilidad a través del espectro ideológico. Las contradicciones se presentan bajo consignas de pluralidad y democracia, de esta forma las contradicciones funcionan como argumentos a favor de la hegemonía ideológica.

Una vez alcanzados cargos de representación en distintos niveles de gobierno, la práctica hegemónica es consolidada cuando los partidos se hacen de personal, recursos, clientelas y disciplinas. No es que el sistema se haya desideologizado, sino que el pragmatismo revolucionario se convirtió en el universal “legible” mediante el discurso plural-democrático, mismo discurso que desplaza el conflicto político a la zona de anormalidad, el retroceso y el lastre de un México obscuro, pasado.

La práctica ideológica en el sistema de partidos mexicanos se entiende entonces como ese tejido que se convierte en el terreno de una forma de vida social, como el marco que da legibilidad a la experiencia de los sujetos mediante la apropiación de lo subversivo y su deformación posterior en el universal del bloque dominante. La ideología de un sistema partidario que encuentra complicidades en el ejercicio de poder que se levanta asimismo de la base para arraigarse en mecanismos necesarios para la normalidad de la vida social. Habrá que preguntarse entonces cómo será el regreso de lo reprimido.




[1]Zizek, Slavoj, En defensa de la intolerancia, Ediciones sequitur, Madrid, 2008, p. 19


 
 
 

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