"Partidos y Sistemas de Partidos en Venezuela, Alfredo Ramírez Jiménez - Sistemas Políticos Latinoam
- cecsprensa
- 22 nov 2014
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Para la política Venezolana el siglo XX comienza con la desaparición de Juan Vicente Gómez en 1935, siglo copado por las luchas protopartidistas y partidistas orientadas hacia la construcción de la democracia en un contexto de modernización.
Sartori afirma; “Venezuela es el único país sudamericano, que sobre la base de dos partidos fuertes y disciplinados puede enfrentar el riesgo de un experimento parlamentario”.
Hay tres principales fases en el desarrollo de los partidos:
La etapa que se extiende del 1936 al 1945 marcada por los esfuerzos de deshacerse de un sistema autoritario que venia desde hace mucho tiempo.
La progresiva conformación de una democracia Bipartidista con las características de un auténtico duopolio.
La etapa del declive partidista que va a desembocar en la constitución de una democracia plebiscitaria.
Génesis y desarrollo de una democracia bipartidista.
Los primeros partidos venezolanos, fueron constituyéndose en el exilio, en una larga etapa de lucha contra la larga dictadura de Gómez.
La primer acción opositora que encontramos frente a este período, se ve manifestada en la formación de la Agrupación Revolucionaria de Izquierda (ARDI) en 1931 y el Partido Comunista de Venezuela (PCV). Esta agrupación opositora es conocida como la generación del 28´, compuesto por un gran número de estudiantes.
Ya en 1936, estos dos grupos mantenían la línea opositora al gobierno del General López Contreras que sucedió a Gómez. Se formó así entonces la ORVE, Movimiento de Organización Venezolana, quien logró canalizar los intereses y exigir elecciones generales.
La fundación del PDN, Partido Democrático Nacional por Betancourt, en 1939 fue el resultado de una lucha de tres años en la clandestinidad, ocupados en la formación de un partido popular orientado hacia la modernización sociopolítica del país. Fue así como dos años mas tarde, ese partido dejó su lugar a AD, Acción Democrática, el primer partido moderno de Venezuela.
Cuando el nuevo Congreso Nacional eligió a Medina Angarita como presidente en la sucesión de López Contreras, la oposición adeísta se fue radicalizando al tiempo que fue penetrando en el campo y en la ciudad. Esto llevó al gobierno a un punto tal, que tuvo necesidad de contar con su propio partido, PDV 1943, a fin de apuntalar la acción modernizadora del régimen e impedir e desarrollo de los partidos de la oposición.
Ante el fortalecimiento del gobierno Medinista, que cerraba las puertas de acceso al poder al nuevo partido del pueblo, AD encontró un aliado en la Unión Patriótica Militar (UPM), integrada por oficiales de rango medio y comandado por Marcos Pérez Ramírez. AD y UPM participaron en el derrocamiento del gobierno de Medina en octubre de 1945, irrumpiendo así el primer movimiento cívico militar. AD era tan solo un partido de clase media, que dentro de la estrategia de Betancourt, el golpe fue asumido como la gloriosa revolución de octubre.
Es así como el 45´, marca para Venezuela el advenimiento de la política de masas, dejando atrás una larga tradición militarista. Se inició entonces para AD el largo camino del aprendizaje y construcción de la democracia. Tal es así, que ya al año siguiente, el nuevo gobierno procedió a una nueva reforma electoral que amplió el sufragio a todos los venezolanos, hombres y mujeres mayores de dieciocho años y a los analfabetos. Con ello ha quedado establecido la elección directa del presidente. El 27 de octubre se realizaron las primeras elecciones de una Asamblea Nacional Constituyente, donde AD obtiene el 78% de los votos, dominando la Asamblea.
AD a la cabeza, promovió buenas relaciones con el pequeño sector empresarial apoyándose en el Estado, lo que le permitió alcanzar una posición de monopolio del poder. La organización AD, a nivel nacional y local, encontró la masa disponible en el campo y la ciudad lo que lo llevó poco a poco al control de sindicatos, gremios profesionales y asociaciones campesinas consolidando así su identificación.
El ascenso de los militares al poder de la mano de Pérez Jiménez, representaba la respuesta lógica de una relación de fuerzas en la que el sistema multipartidario con un partido predominante no había adquirido aún la consistencia para acabar con los militares. Pero la solución militar no encontró ninguna oposición estructurada como AD, la cual fue expulsada del país y terminó operando en la clandestinidad por un largo tiempo, hasta 1958.
Así el 23 de enero de 1958 comenzó lo que sería la segunda transición, como continuación de la primera interrumpida por el golpe del 48´.
Formación del duopolio partidista.
La elección de Betancourt en diciembre de 1958, el nuevo gobierno se afianzó al poder en una nueva coalición de partidos dominada por AD. Excluido del pacto fundador de la nueva democracia, el PCV quedó fuera de la coalición gobernante.
Y una vez en el poder, AD enfrentó a un sector que exigía una política mas revolucionaria y solidaria de América Latina.
La elección de Raúl Leoni de AD en 1993 confirmó su proyección como primer partido democrático en la democracia venezolana. Comenzó entonces a funcionar la democracia representativa como una genuina democracia de partidos. COPEI, se perfiló así mismo como el partido de la oposición, siendo la única fuerza capaz de neutralizar los intentos hegemónicos de un partido de gobierno que ha ido extendiendo su influencia con políticas clientelares muy efectivas.
La consolidación de esta coalición bipartidista contribuyó a la formación de un sistema duopólico que fue concentrando el poder en los dirigentes. Terceros partidos como URD en los 60´y el MAS (Movimiento al Socialismo) en los 70´, encontrarían reducidas sus posibilidades de revertir al sistema bipartidista a nivel nacional y local.
El MAS, surgió de una división del PVC en 1970, con Teodoro Petkoff a la cabeza, quien fundó el partido que representó un deslinde histórico en el comunismo venezolano. El MAS, puso énfasis para superar la dependencia del capitalismo, cuya ideología se basaba mas en un socialismo democrático. El MAS fue percibido desde un comienzo como el tercer partido del sistema con capacidad para transformar al naciente bipartidismo en un sistema de dos partidos y medios.
Es así como el bipartidismo se apoderó del Estado al tiempo que se fue separando de la población. Ese bipartidismo absorbente, fue extendiéndose hasta concentrar el poder en el presidente a través de su partido.
Pero cuando el fenómeno ese expandió hacia la generación de los dirigentes fundadores, la estructura bipartidista comenzó a agrietarse sumado a la progresiva desideologización de los partidos.
El ocaso Bipartidista.
Carlos Andrés Pérez, que tras una profunda crisis económica logró un segundo ascenso al poder, entró en el ocaso de una democracia bipartidista con manifestaciones duopólicas inocultables. Y es así como desde entonces lo que dio en llamar liderazgos regionales tuvo el efecto de debilitar la estructura nacional partidista.
El declive bipartidista en el segundo gobierno de Pérez también debe entenderse como parte del derrumbe del entramado institucional del Estado. Para el 92´, año en el que se lo destituye a Pérez, llevó a que Rafael Caldera gane las elecciones en el año 93´, junto a AD y COPEI, otros tres partidos entraron a competir (Convergencia nacional, Causa radical y el MAS) de manera significativa. El triunfo de Caldera significó un duro golpe al duopolio bipartidista del pasado. Caldera, intentó por todos los medios fortalecer desde el gobierno su nuevo partido, pero no habiendo obtenido los resultados esperados tuvo que buscar apoyo en AD, partido que para ese entonces lideraba Alfaro Ucero, y que se proponía recuperar las posiciones perdidas.
En los dos últimos años del Gobierno de Caldera, AD cumplió en la práctica las funciones de partido de gobierno. Pero lejos de constituirse en el primer gobierno no partidista de la etapa democrática, el gobierno de Caldera terminó siendo mas de lo mismo.
Las elecciones de 1998 han significado para Venezuela el final del ciclo bipartidista y el comienzo de una época de inestabilidad. El declive bipartidista debe entenderse también como parte del bloqueo de instituciones más identificadas con el poder civil.
La insuficiencia electoral del bipartidismo, para imponerse al candidato opositor, vio su necesidad de incrementar sus fuerzas frente a un nuevo fenómeno “Chávez” que venía creciendo muy rápido.
Clivajes Sociales y actores políticos
El conflicto centro periferia, se combinó con el conflicto de clase. El pueblo vs las oligarquías latifundistas y hasta pueden encontrarse ciertos niveles de enfrentamiento étnico: pueblo pardo mestizo contra bancos godos.
Si la experiencia democrática de Venezuela en la etapa de declive del bipartidismo, anunció el ocaso, y si no el final de la democracia de partidos.
Debilitada entonces la democracia bipartidista, la ofensiva cívico militar de Chávez comenzó a identificarse como una democracia participativa y protagónica. Propuesta de cambio impulsada por el Chavismo. Ya desde sus orígenes, el Chavismo (1992) se ha ido presentando como la expresión de una nueva democracia, que a partir del líder democrático, sustituirá la hegemonía partidista del pasado.
La constitución sociológica de una democracia plebiscitaria marca para Venezuela la época del “retorno del líder”, característica similar a la Argentina de Menem (tóquense un huevo, y a los que no puedan madera), el Ecuador de Bucaram y Perú de Fujimori.
La democracia plebiscitaria debe entenderse como una forma de democracia, que es asumida por sus actores como la expresión personalizada del pueblo soberano, excluido de la competición democrática de los partidos. Trátese de una formula política basada en el antipartidismo. En esta concepción, queda también excluido el propio partido o movimiento, el mismo que ha canalizado la fuerza del líder que para la ocasión afirma contar con un mandato popular expreso en sus triunfos electorales.
Es a partir de aquí, que se observa que Chávez prescindió de los partidos y el movimiento como instrumento para fortalecer su figura presidencial conductora del llamado “proceso revolucionario”.
El sistema de partidos en la democracia plebiscitaria.
Cuando Hugo Chávez ganó las elecciones en diciembre de 1998, los partidos ya habían perdido gran parte de su tradicional liderazgo, particularmente el control que ejercían sobre las campañas electorales.
El desarrollo de esta antipolítico promovió y favoreció también la creación de movimientos antipartido, con capacidad innegable para desafiar a las máquinas partidistas especializadas en ganar las elecciones.
El primer año del gobierno de Chávez, 1999, el carácter plebiscitario que tenía este nuevo régimen, se fue acentuando desde el primer momento cuando la oposición derrotada no encontraba la forma de unir las fuerzas disgregadas del bipartidismo. Con los partidos ausentes en la escena política, el presidente no encontró mayores inconvenientes para coparlo todo. Así, definitivamente la vieja democracia quedaba suspendida.
A partir de las elecciones del 98´, una polarización efectiva marca la competición, que desde entonces se encuadra en el marco común de los votos. Como lo ha observado Sartori, “Hay competición solo cuando los partidos asumen riesgos en el área común en el que pueden ganar o perder votos”.
En el caso de Venezuela, la alta polarización del electorado ha favorecido e impulsado el funcionamiento de una democracia plebiscitaria que se va construyendo en torno a la personalidad del presidente carismático.
La simplificación de la polarización ocurre cuando la oposición se sitúa de un solo lado respecto del gobierno. La configuración sistémica de los partidos venezolanos corresponde a los de un Pluralismo polarizado en el que prevalece una línea de oposición bilateral que va a desembocar en la formación de amplias coaliciones partidistas en el gobierno y la oposición. Este modelo sistémico oscila entre el sistema de partido predominante y el pluralismo polarizado.
Una tal polarización ocurre cuando las coaliciones de gobierno y de oposición giran en torno a dos partidos principales, con capacidad para nuclear las fuerzas coaligadas. Trátese de una oposición estable entre los dos polos, del gobierno y de la oposición, ubicando a las dos coaliciones partidistas en pugna para apoderarse del centro, de la izquierda hacia el centro (MVR, MAS, PPT y PCV) y del centro hacia la derecha (AD, COPEI, LCR, PV y PJ).
Las condiciones para que el MVR se convierta en el partido predominante, en el sentido de hacer realidad una configuración de poder en la que un partido gobierna solo, con una mayoría absoluta y no esta sujeto a la alternancia, no parecen hoy en día reunidas, puesto que la relación interpartidista actual resulta muy inestable y no hay elementos para afirmar que una situación d este tipo se mantenga los próximos años. Y si bien es cierto que el gobierno de Chávez ha aceptado el apoyo de partidos menores, particularmente del MAS y del PPT, ello se ha debido a un inocultable propósito de prescindir del apoyo parlamentario, a fin de gobernar por decreto. De modo que la cohesión y duración de la coalición gobernante se presentaría siempre estrechamente vinculada con sus capacidades organizativas.
El escenario de un nuevo bipartidismo, ha sido planteado ante la posibilidad real de un fortalecimiento de los dos principales partidos (MVR como partido del gobierno y AD como partido de la oposición). Pero esto parece remoto hoy en día, dado el carácter plebiscitario del gobierno de Chávez, quien ha venido impulsando su propio partido hacia posiciones hegemónicas que minimizan a las fuerzas de la oposición. Asimismo, una alternativa socialdemócrata en torno de AD luce poco probable, por que el crecimiento de los partidos menores, tanto del lado gubernamental (MAS y PPT) como de la oposición (COPEI, PV y PJ), se presenta limitado debido a la notable ausencia de un relevo generacional consistente (Caso de COPEI) o a causa limitada de la implantación nacional y local (PV y PJ).
El grado de democratización del gobierno de Chávez solo es pensable con la presencia de partidos fuertemente estructurados a nivel nacional y local en el futuro próximo. Por que si no la extrema dependencia del MVR para con Chávez, lo presenta como el partido que durará lo que dure Chávez.
El carácter plebiscitario del régimen, unido a la debilidad de los partidos de la oposición, también entra en relación directa con su capacidad para neutralizar todo esfuerzo autónomo de estructuración de los partidos. La vocación plebiscitaria del régimen no ha dejado el lugar para que puedan desplegarse de una genuina política de partido.
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